A 3 días del viaje...

Ya queda menos, sólo 3 días y estaré metida en un avión camino de Madrid o quizás a estas horas ya estaré en la T-4, mirando escaparates y pensando que menos mal que sólo viajo con una mochila y no debo llevar peso, porque si no correría el riesgo de arrasar con la terminal...

A estas alturas ya todo el mundo piensa que una de dos: o estoy loca o soy una loca valiente...Nada de eso, sólo soy una chica con algo de dinero, ganas de viajar, dos semanas de vacaciones y nadie para compartirlas...¿Acaso tenía otra opción? Según ama, por supuesto que estaba la otra opción: quedarme en casa. Pero esa no es una opción para mí...
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Además, tiene su encanto viajar sola. Aprovecharé este espacio para contar mi viaje, o al menos parte de él, porque lo bueno que tienen los viajes es que siempre podemos guardar un trocito para nosotros mismos. Esos pequeños detalles que no se cuentan a nadie y que guardamos para siempre, son lo mejor de un viaje. Es verdad que leyendo libros o viendo fotos puede viajar tu imaginación, pero la sensación que te proporciona el estar lejos de casa, pisando el suelo que en su día pisaron aquellos que aparecen en nuestros libros de historia, tocar la mesa donde cierto escritor de antaño escribió Romeo y Julieta, subir a monte más alto de un país donde en tiempo más lejano se libró una batalla que proporcionó la independencia a una nación, o ver las manchas de sangre, dicen, en la pared, huella del asesinato de 37 caballeros a causa de los celos de un sultán. Todo estas experiencias y sensaciones no las puede ofrecer más que el momento mismo en que estamos en ese lugar. Son momentos indescriptibles que cada uno guarda para si y esa sensación es la que perdurará para el resto de tu vida cuando recuerdes el viaje. Como se dijo una vez:

Como todos los grandes viajeros, yo he visto más cosas que las que recuerdo y recuerdo más cosas que las que he visto.